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Hicimos todo el trayecto de pie en un autobús lleno de jóvenes y ruidosos turistas israelíes así como una decena de bolivianos, camiseta de italia dos de los cuáles llevaban tal borrachera que uno de ellos había vomitado hacía poco en el pasillo del bus. Aquella situación me recordó al señor que se literalmente se cagó en el asiento del autobús cuando viajaba por Baja California (México). La mochila que cargo a mi espalda no va cargada de piedras sino de regalos camiseta eeuu y Sonrisas Viajeras.