Puma volvió a poner el ojo en África, como hace una década. “Era como el show de Truman, pero logramos ver a unos niños con patines en línea e incluso en una pista de skateboard. Cerca del hotel había también una bolera”. En otra ocasión acudieron a una zona más céntrica de la ciudad, cerca de una estación ferroviaria en la que no percibieron mucho tráfico porque además vaciaron un entorno de unos cien metros cuadrados para que no pudieran cruzarse con ningún nativo.