Cuando llegó Cristiano al Real Madrid, allá por el año 2009, se llegó a decir que solo con las camisetas con su nombre vendidas el primer mes, ya se habían rentabilizado los 94 millones que costó. El Atlético había vestido en sus inicios de blanquiazul, pero las camisetas del Blackburn Rovers que nunca se pudieron comprar acabaron por enterrar esos colores.